1. Tener una visión clara, alineada con el negocio. No se trata de digitalizar por tendencia, sino de tener claro hacia dónde se quiere ir y cómo la tecnología puede ayudar a lograrlo. Esa visión debe estar en sintonía con la identidad y los objetivos de la empresa.
  2. Impulsar una cultura de innovación. Los cambios reales no vienen solo de las herramientas, sino de las personas. Por eso es clave permitir que los equipos prueben, se equivoquen y aprendan pues innovar es parte del día a día.
  3. Formar y empoderar al talento. La mejor tecnología pierde impacto si no hay un equipo preparado para aprovecharla. Invertir en capacitación y promover el trabajo colaborativo entre áreas marca una gran diferencia.
  4. Poner al cliente en el centro. Todo cambio tecnológico debería traducirse en una mejor experiencia para el cliente. Se debe entender sus necesidades y adaptar los procesos internos para atenderlas de forma más ágil y personalizada.
  5. Tomar decisiones basadas en datos. Contar con información clara y oportuna, pues los líderes que saben usar los datos a su favor pueden tomar decisiones más rápidas, efectivas y estratégicas.
  6. No perder de vista la seguridad y la regulación. Asegurarse de que todos los procesos cumplan con las normas y protejan la información de los usuarios.

Te recomendamos: