Por: Víctor Casachahua | IT Business Partner Peru – Colombia
El Big Data se ha consolidado como un recurso invaluable para diversas industrias, incluido el sector bancario. No obstante, este avance tecnológico presenta desafíos éticos que requieren atención inmediata. En particular, la gestión de la privacidad y la protección de datos plantea inquietudes significativas, generando preguntas sobre cómo la industria bancaria abordará estos desafíos emergentes.
Por un lado, la capacidad para recopilar, analizar y utilizar grandes volúmenes de datos puede resultar en una experiencia más personalizada y eficiente para los clientes. Sin embargo, esta promesa de personalización conlleva preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de la información personal.
Uno de los principales temores asociados al empleo del Big Data en el sector bancario es la amenaza de que información sensible pueda caer en manos equivocadas. En un entorno donde los ciberataques se vuelven cada vez más sofisticados, resulta necesario que las instituciones financieras refuercen sus medidas de seguridad para salvaguardar los datos confidenciales de sus clientes. La pérdida de confianza en la seguridad de la información podría acarrear consecuencias negativas tanto para los usuarios como para la reputación de las entidades bancarias.
Otro aspecto importante es la transparencia en la gestión de datos. Los clientes tienen el derecho de conocer cómo se emplean sus datos y de tener control sobre qué información están dispuestos a compartir. Las políticas de privacidad deben ser claras, accesibles y comprensibles para el público en general. La falta de claridad en la recopilación y el uso de datos podría minar la confianza de los clientes y socavar la integridad del sistema financiero.
Una pregunta adicional que enfrenta la industria bancaria es: ¿hasta qué punto resulta aceptable emplear los datos de los clientes con el fin de maximizar la eficiencia y la rentabilidad? Aunque la personalización de servicios financieros mediante el análisis de Big Data puede brindar beneficios tangibles, es esencial establecer límites éticos claros para evitar la explotación de información personal con fines lucrativos.
En este contexto las entidades bancarias no solo deben adherirse a las regulaciones existentes, sino también adoptar estándares éticos más elevados para salvaguardar los derechos y la privacidad de los usuarios. La autorregulación en la industria financiera puede representar un paso positivo hacia la construcción de una relación de confianza con los clientes, evidenciando un compromiso genuino con la ética y la responsabilidad.
En Cibergestión hacemos uso de tecnologías de la información en nuestra operación diaria. Conscientes de los riesgos inherentes a ellas, contamos con estrictas políticas en Seguridad de la Información y Continuidad de Negocio.
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