Por Sandra Estrada, CISO de Cibergestión
Durante años, la ciberseguridad fue vista en el sector hipotecario como un tema técnico, casi ajeno al negocio. Estaba ahí porque debía estar, sin demasiadas preguntas ni protagonismo.
Hoy, con procesos cada vez más digitalizados —desde la solicitud del crédito hasta la firma de la escritura—, proteger la información dejó de ser un requisito administrativo para convertirse en un factor clave de competitividad.
La confianza ya no se gana solo con experiencia o presencia en el mercado, también con seguridad.
En Cibergestión lo vivimos de cerca. Procesamos más de un millón de transacciones al año en distintos países, y en cada una, la seguridad no es un añadido: es la base sobre la que todo se construye.
Porque cuando hablamos de créditos hipotecarios, hablamos de datos personales, financieros y patrimoniales. Hablamos de decisiones delicadas que involucran a familias, bancos, notarios y desarrolladores. Por tal motivo no hay espacio para el error.
Implementar ciberseguridad de forma inteligente no significa ralentizar procesos ni volverlos complejos. Al contrario, una estrategia bien pensada acelera, habilita y protege. ¿Cuál es la clave? Diseñar los sistemas con seguridad desde el origen, no como una capa extra que se parchea después.
Desde mi rol como CISO en la empresa lo tengo claro: la seguridad no debe sentirse como un freno, sino como parte natural del flujo de trabajo.
No se trata de poner más controles por ponerlos, sino de crear procesos seguros, eficientes y, sobre todo, humanos.
Por eso, más allá de la tecnología, invertimos en formación constante. Porque de nada sirve la mejor infraestructura si una sola acción humana —un clic o una omisión— puede ponerlo todo en riesgo.
Asimismo, cumplir con la normativa es básico. Pero no lo vemos como una carga, sino como un estándar que nos permite trabajar hombro a hombro con bancos e instituciones que exigen lo mejor.
Cumplir es solo el comienzo; construir confianza, nuestro verdadero objetivo.